Arnaldo Espinoza
Elisa Vásquez
Introducción
El siguiente trabajo presenta una perspectiva teórico-práctica sobre la situación actual de los medios de comunicación en Venzuela, su relación con la ciudadanía, y los retos que deben afrontar para servir verdaderamente al progreso del país.
El enfoque de la construcción de estas metas parte de la idea de que el ciudadano necesita intentar nuevos mecanismos de participación democrática, cambios que pueden ser profundamente incentivados por los medios de comunicación, principalmente a través de la transformación de la óptica que se ha heredado de la forma clásica de hacer noticia.
Se puede decir que el país necesita que la idea importada de medios de comunicación se adapte por una vez a sus características y necesidades propias.
Este análisis y propuesta, realizado por estudiantes, parte de la observación continua, a lo largo de cuatro anos de carrera, del descentramiento que tiene el ciudadano sobre su realidad más próxima, y la continua inmersión en la representación que los medios sobre la situación política del país.
Esta situación ha devenido en una distancia preocupante de las personas por aquellas cosas que está en sus manos resolver, o por lo menos trabajar en búsqueda de sus soluciones. Y se ha diagnosticado esta situación, ya que siendo estudiantes se ha logrado obtener un acercamiento mayor a formas distintas de hacer periodismo, de las cuales, los medios tradicionales pueden nutrirse para prestar a Venezuela una mejor calidad de información.
Palabras clave
Deliberación
Polarización
Ciudadanía
Medios de Comunicación
Agenda-setting
La polarización política que vive el país se ve magnificada en el papel que han tomado los medios de comunicación. En momentos donde todo es “blanco” o “negro”, las distintas informaciones que se hacen llegar al público igualmente se tiñen de ese carácter beligerante. Es así como llegamos al punto de tener televisoras “oficialistas” (Venezolana de Televisión), “opositoras” (Globovisión) y, dentro del espectro radioléctrico pero fuera del radar informativo, plantas “ni-ni” (Venevisión, Televen).
En su trabajo Sobre la importancia de las realidades que se ocultan (1994), Hugo Zemelman señala que el sesgo noticioso eventualmente impacta el carácter del comunicador social, pues al dar a conocer una sola cara de la realidad, termina por aceptarla como verdad única, sin posibilidad de reconocer otras opciones. Igualmente, se abandona la reflexión de los hechos que se cubren, se aisla la verdad y se da paso a una ideología que permite trabajar con “un mínimo de conciencia, una mínima aspiración, un mínimo deseo, lo mínimo de todo: por lo tanto la mínima presión social”.
¿Qué elemento ha sido clave para la construcción de espacios públicos, especialmente en la última década? Los medios de comunicación. En Venezuela, esta afirmación se ve aún más apoyada en la prominente acción política que han tomado tratando de informar, generalmente, mediante la deformación de la información: Cualquier hecho noticioso, por positivo que sea, que vaya en contra de la bandera ideológica que tiene la línea editorial del canal, será resaltado como negativo, o simplemente dejado de lado para ensalzar los hechos de su bando.
Es allí donde viejos conceptos de la teoría de la comunicación han entrado en juego en esta década: Agenda Setting y Gatekeeping. Según McCombs y Shaw, “los medios proporcionan algo más que un cierto número de noticias. Proporcionan también las categorías en las que los destinatarios pueden fácilmente colocarlas de forma significativa” (1979; p.103).
Esta práctica se ha maximizado en la Venezuela del “Socialismo del Siglo XXI”: Los canales oficiales sólo se limitan a difundir noticias positivas del gobierno, mientras satanizan las acciones de la oposición. Por otro lado, los canales cuya línea editorial es diametralmente opuestas utliizan la práctica a la inversa. Si bien es cierto que existen medios que mantienen el balance informativo, su presencia en la esfera general de la comunicación en Venezuela es limitada, pues la mayor parte de la población quiere “consumir” política y no la buscan en medios balanceados.
Una posible explicación psicológica al fenómeno se puede encontrar en el trabajo de la filósofa húngara Agnes Heller, quien definió como “bloqueo histórico” a la imposibilidad de conferir sentido a un discurso diferente al dominante:
“El argumento consiste en afirmar que lo único viable es lo dominante. Esto es, que carece de sentido plantearse un discurso alternativo, porque la realidad se agota en el discurso existente, que no es otro que el de dominación (…) conformando una subjetividad social más homogeneizada por el discurso del poder” (Citada por Zemelman, 1994;14)
Es evidente que el argumento del “bloqueo histórico” se aplica fácilmente a la política informativa del Estado: en la última década pasó de tener 3 medios de comunicación a más de 200, incluyendo emisoras comunitarias, y todas divulgan el mismo discurso: antiimperialista, socialista y revolucionario. Sin embargo, el mismo análisis podría ser válido del otro lado del espectro: Si la línea editorial del gobierno sirve para aferrarse al poder político, la de los medios de oposición tendría como objetivo asirse al monopolio económico que han sustentado durante medio siglo.
¿Quién sale perdiendo en esta disyuntiva? La población y los problemas del día a día, que pierden cobertura informativa en favor de la pelea a nivel político. Al respecto, plantea Fernando Savater en su libro Ética y Ciudadanía. “Los periodistas deberían tener el propósito de no olvidar los verdaderos problemas y no de ocuparse sólo de la novedad por la necesidad del titular. Hay muchos males que, desgraciadamente, no pasan de moda” (1998;p.12).
Es importante resaltar que este rol de los medios debe apuntar al incentivo, la orientación y el ejemplo social. Mireya Lozada, investigadora del Instituto de Psicología de la Universidad Central de Venezuela, explica en la resena realizada por Luisa Torrealba, "Hay que descentrar el rol de los medios de la construcción de la ciudadanía" (2004), que los medios no pueden ser los únicos responsables de construir esta ciudadanía.
La visibilidad de los medios y de lo que ellos muestran, sobre lo que está pasando, induce a que se les hagan exigencias, en algunos asuntos, como la construcción de la ciudadanía. Y se va dejando de lado la responsabilidad que tienen otras instituciones como las universidades, la familia y la educación en general, que deberían cumplir ese papel y podrían contrarrestar la información nociva o pejudicial que se pudiera estar transmitiendo a través de los grandes medios. (p.64)
Ya lo decía María Cristina de la Fuente Álvarez en Periodismo Cívico o Público (2000) cuando asoma nuevas maneras de abordar la información.
Lo que permite que la vida público marche bien, lo que alienta a la gente a encontrar intereses comunes y trabajo común, lo que saca a relucir nuestro deseo latente de entendernos unos a otros, es otra clase de política que necesita verse y oírse, junto con las narraciones acostumbradas de dinero, poder y manipulación. (p.195)
El periodismo venezolano tiene que perder la costumbre de levantarse en la manana, asistir a las pautas y terminar el día con una cola de informaciones que se pierden en la vaguedad de su importancia social. Esto parte de aprender y cultivar en los periodistas la cultura de la investigación y el largo plazo, algo que según Manuel Barroso no tiene el venezolano común, que se rige por la inmediatez de las ganancias y no cultiva ni sus propias amistades (p.6).
Y como explica de la Fuente Álvarez, "el periodismo puede hacer todo esto sin apartarse de su misión central de informar y de ilustrar, sin renunciar a su importante papel de vigilante crítico, sin aburrirnos con lecciones cívicas o presentarse a si mismo grandilocuentemente como la cura de todos nuestros males"(p.196)
Esta propuesta es fácilmente aplicable a la realidad venezolana, llena de pequenos problemas locales, muchos a causa de grandes problemas nacionales o mundiales, pero que encuentran su solución en el diálogo y la organización de los pueblos. Y sin embargo, es asombroso que la prensa, la radio y la televisión no hayan encontrado en el ciudadano una fuente de posiblidades, expresiones, preocupaciones y soluciones, las cuales, al fin y al cabo, nacen de las mismas personas que viven la experiencia particular.
De esta misma forma, es necesario retratar la multiplicidad de voces, opiniones y propuestas para servir como conector a quienes pueden solucionar problemas particulares, ya hablemos de organizaciones, consejos comunales, gobiernos, etcétera. Ante la difuminación de las identidades parece difícil poner nombre y apellido a algunos problemas, pero el mismo trabajo en equipo y de investigación que debe estar en manos de los periodistas ayuda a enlazar a los actores en la construcción de un diálogo.
Puede sonar muy abstracto y teórico alcanzar este ideal, pero el primer paso para alcanzarlo es darle la relevancia que se merece al ciudadano, ya sea en la pantalla, en el papel o en la radio. Darle protagonismo a los temas relacionados a él y cambiar el uso de las fuentes tradicionales a la fuente del ciudadano de a pie fomenta el encuentro del que tanto se ha hablado, el incentivo al diálogo y a la participación, además del estímulo al público, ya que se ha comprobado que la gente se relaciona más con historias humanas, de personas similares con las que se puede generar empatía.
El tema de internet cobra aquí especial importancia. En los últimos anos se ha visto la proliferación de blogs y de páginas informativas que funcionan a través de la colaboración de los ciudadanos, espacios en los cuáles se ha retratado de una manera menos profesional las preocupaciones, reclamos, testimonio y propuestas de comunidades, o del país.
Esto es un aspecto que se debe celebrar, ya que es muestra de la existencia de iniciativas participativas, sin embargo hay que analizar el alcance y la intensidad que puedan tener estas nuevas tendencias en una población mayoritariamente pobre, como la venezolana, alejada del manejo de las nuevas tecnologías.
Aunque los medios alternativos parecen ser una solución ante el sesgo de los medios de comunicación tradicionales, hay que cuestionar su efectividad ante las condiciones dadas. Hay que aceptar la popularidad que aún tienen los medios de siempre en este país.
Los símbolos, la historia y la cultura folklórica, propia del venezolano se encuentra diluida en el mar de "tendencias" que se muestran en la pantalla, los diarios y las vallas, cuando debería formar parte de la construcción de un espacio público formal, la educación y autoestima del venezolano. Hace falta que los individuos se respeten y se sientan miembros de una cultura para verse en la necesidad de conectarse con sus vecinos.
Ciudadanos con liderazgo editorial
Una reflexión que vale la pena realizar es el papel que tienen los ciudadanos en la conformación de las agendas mediáticas, si se toma como idea principal que los medios eligen qué informaciones colocar de acuerdo a los intereses comerciales de los públicos. Mientras a los compradores de medios les sigan pareciendo atractivas e importantes las informaciones vacías a las cuales están acostumbrados, no habrá manera de exigir a los medios de comunicación, de una manera contundente, un trabajo de mayor calidad y profundidad. Algunos pasos se han dado en esa dirección: la sección Superbarrios, de Últimas Noticias, y el Radar de los barrios de Globovisión, se enfocan exclusivamente en la problemática ciudadana de los sectores de menores recursos. No obstante, dos espacios no son suficientes para abarcar las situaciones que padecen estas comunidades.
Además, este tipo de programas se tratan como secciones especiales y no como parte de la información cotidiana que se maneja diariamente en los medios. Es tiempo de acercarse al otro, de descubrir y conquistar la realidad social. Es tiempo de ver y oír las voces del pueblo, de reflejarlas en tinta y la pantalla, construir significados para construir sociedad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Barragán, J. (1996) La Aldea era una fiesta. En: Papel Político. Número 3. pp. 7-28.
De la Fuente Álvarez, M. (2000) Periodismo cívico o público. En: Historia de Comunicación Social. Número 5, pp.189-202.
Miralles, Ana María (S.F.) La construcción de lo público desde el periodismo cívico. En línea. http://74.125.95.132/search?q=cache:SQJd_Q60Q2AJ:www.infoamerica.org/documentos_word/rosen01.doc+infoamerica+la+construcci%C3%B3n+de+lo+p%C3%BAblico+desde+el+periodismo+civico&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ve (Consulta, 2007, febrero 23)
Raz, J. (1994) La ética en el ámbito público. Editorial Gedisa. Barcelona
Sen, A. (2004) El Ejercicio de la razón público. En: Letras libres. Mayo, pp. 12.
Torrealba, L. (2004) Mireya Lozada: “Hay que descentrar el rol de los medios en la construcción de la ciudadanía”. En: Comunicación. Número 126. II trimestre, pp. 64-67.
Barroso, M. (1991). Autoestima del Venezolano.Editorial Galac. Caracas